dijous, 14 de juliol del 2011

Les danses populars valencianes

BELLEZA Y DECADENCIA DE LAS ANTIGUAS DANZAS PROCESIONALES

Tres pueblos, por lo menos, que yo sepa, de la Ribera, Algemesí, Carcagentey Sueca, acostumbraron a ornar la procesión de su fiesta mayor con diversos y abigarrados grupos de danzas. Precediendo a la piadosa comitiva, e incluso intercaladas en ella, las «colles» de danzarines, ataviadas con trajes de pintoresca significación, trenzaban pasos y figuras, brillantes, vistosos, cuyo enlace con la liturgia del acto pertenece, sin duda, al orden de lo inexplicable. Tengo entendido que, en Carcagente, cesaron de aparecer ya a finales del siglo pasado. En Sueca se mantuvieron, en parte, hasta 1930, para verse repuestos, sin entusiasmo y sin éxito, en uno -uno- de los primeros años de la postguerra.

Creo que nos falta un estudio de conjunto, no digo ya técnico, sino simplemente informativo, documental, de esta manifestación de nuestro arte consuetudinario. Ni siquiera un mero catálogo de los grupos ribereños poseemos. En Carcagente se danzó el «ball dels palos y les planxes», el de «les espases», el de «els arquets», el de «la carxofa», el «delspastorets», el de «les quatreparts del món», el «delstornejants», el «dels negritos», el de «les pelegrines» y el «dels serranos».Algemesí conserva la «muixeranga», la «carxofa», «els bastonets», «les pastoretes», «els llauradors o bolero» y «els tornejants».Mi pueblo vio bailar «els bastonets»,«les veles», «les espases», «els locos», «els capçots», «els mariners», «els tornejants», «les llauradoretes», «els cavallets» y «els maltesos», entre otros.

Lo que de ella permanece en pie, y lo que el recuerdo gráfico de las que se resisten a cierta edad, nos excusa de toda ponderación. Y aun cabe que alguien de otros tiempos mejores, en que las danzas se preservaban en su integra pureza. Naturalmente, mucho se ha perdido de ellas. No sólo en cuanto a su desaparición absoluta, sino, además, en cuanto a la «ortodoxia» coreográfica de las que se resisten a desaparecer. «Un dia serà una teula; demà una rajola; després, un revolló, i si no ens donem aire, caurà a poc a poc tota la casa», se lamentaba un señor de Algemesí en el programa de fiestas de su ciudad, de este año, al hablar de los «balls» allí subsistentes. Esta queja es proferida con referencias a los años anteriores. Yo, por mi parte, puedo aportar una consideración semejante, un siglo más vieja. Don José Berntat y Baldoví, en su apropósito Un ensaio fet en regla, representado en Sueca el 7 de septiembre de 1845, pone en boca de uno de los personajes estas palabras alusivas al «ball de les vetes»: «Eixe ball ja no dóna tant de gust com abans; ha faltat el mestre, i en la casa que no hi ha caps tot són cues.»

Si en la época de Bernat y Baldoví los danzarines de Sueca, ya no sabían «fer les voltes ni aquells encreullaments tan difícils», es lógico pensar que, al extinguirse el «ball», la situación se habría agravado. Y lo mismo debe ocurrir con las danzas procesionales supervivientes en Algemesí. Pero, a pesar de todo, a pesar del desgaste y de la mixtificación que hayan sufrido, continúan guardando algo de su belleza originaria, y, desde luego, su gran interés folklórico. Y es cuestión de preguntarse qué será de ellas en un plazo más o menos largo. Existe, ineluctable, el riesgo de que se hundan definitivamente en el olvido. No es fácil que sean una excepción, en este momento de muerte total del folklore. Por muchos parches oficiales que se les pongan. La protección de las corporaciones públicas es, en casos como éste, insuficiente. La vida de los «balls» queda en precario cuando le falta base espontánea: así ocurrió en Carcagente y en Sueca; así puede ocurrir en Algemesí. Quizá su salvación -como para las canciones y danzas, en general, del tesoro folklórico- es el escenario. De la «muixeranga» de Algemesí, el Esbart Verdaguer de Barcelona, si no recuerdo mal, ha dado una versión estilizada y gratísima.

Pero, aun para este destino de«museo», único previsible para nuestras viejas danzas, será necesario un previo trabajo de colecta y estudio. Se ha hecho ya? Por lo que conozco las melodías de dulzaina, a cuyo son se bailaba, han sido recogidas en su mayoría, o, por lo menos, en buena parte. Me temo, sin embargo, que la trascripción coreográfica está por hacer. Otro señor de Algemesí la reclamaba, en el programa de festejos antes citado. Y no es cosa de descuidarse. Estamos expuestos a que, cualquier día, se esfumen las pocas posibilidades que nos quedan, de fijar sobre el papel -o sobre cinta cinematográfica- el aire y la gracia de aquellos bailes.

Joan Fuster. Levante [Suplemento Valencia], 12-10-1956